Os pongo este vídeo porque la mayoría de las veces relacionamos el término arte con pintura, escultura y arquitectura (y en el mejor de los casos con música y fotografía). El arte se encuentra en todas partes, desde un folleto publicitario hasta en la catedral más brillante que podamos visitar. El arte nos rodea, nos envuelve. La sociedad en la que vivimos destila arte por todos sus poros, arte que nosotros, en la más amplia mayoría de los casos no sabemos apreciar. Pósteres de grupos musicales, cine (bien sea de terror o comedia), tecnología, literatura (qué arte más magnífico!) y como en este caso, publicidad. Porque todos estaremos de acuerdo en cuan coñazo es estar viendo una película, una serie o simplemente un programa de interés y que nos fusilen con 20 minutos de publicidad aburrida, monótona, repetitiva. Solo nos bastaría con encontrar un anuncio creativo (creativo, tampoco pedimos demasiado, creo yo), un anuncio que te emocione, te estremezca, te haga reír o incluso te repulse. Porque esos son los anuncios creativos, los anuncios que te sacan una sonrisa y que todo el mundo conoce (no hace falta que os pregunte si conocéis el anuncio de KH7). Yo apuesto por una publicidad creativa (ay por Dios que parezco la presidenta del comité pro publicidad!). No me malinterpretéis, mi intención es solo la de transmitiros mi opinión, la de haceros reflexionar, porque aunque detestemos esos momentos molestos de publicidad, es necesaria y más vale disfrutarla con una sonrisa en la boca que desechar la idea de que, aunque no lo creamos, el arte está en todas partes, hasta en la publicidad.
Bueno sé que me he enrollado un poquitín, pero espero que os haya gustado, además el vídeo es muy muy muy divertido!
jajajaja que grande!! Me encanta, gran ratoncito ^^ Me ha recordado tu entrada a un anuncio que me hizo pensar y que me parece precioso, lo voy a buscar :)
ResponderEliminarSí, el arte está en muchas más partes de las que imaginamos. Sí, yo también defiendo la publicidad (buena, eso sí). Y no, no te has enrollado. Está muy bien tu reflexión. Uy, por Dios, lo he pasado fatal por el pobre ratoncito. Menos mal que remonta.
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