Después de una semana muy dura (entregas inacabables y viernes que son martes) nos toca un fin de semana de mucho trabajo, como no. En arquitectura no paramos, cuando no es urbanismo es proyectos, y cuando no tenemos entregas tenemos exámenes. Pero no me quejo que conste, como podéis apreciar estoy siendo muy objetiva (bendito sarcasmo que nos saca de las situaciones más incómodas). Pero qué puedo decir, ya sabía donde me metía y nadie dijo que fuera fácil. Aún así, trabajar en lo que te gusta, te motiva un poquitín (tampoco vamos a exagerar eh). Así que esta mañana cuando me he levantado no podía dejar de pensar en la distribución de mi faro: pongo un aseo pequeño o uno más grande?, entrará todo en una planta o hago una doble altura?. Y para desestresarme he subido al tejado, y mirad la sorpresa tan grata que me he llevado al ver el precioso cielo que había. Corriendo he sacado la cámara y click, una fotografía para el recuerdo (o para el blog al fin y al cabo). Las nubes estaban tan bajas y esponjosas que casi se podían tocar. El sol que se abría paso entre la maraña de nubes ilumina ténuemente la escena y da forma a un cielo que avecina lluvia.
(dadle un click a la foto para verla más gandre)
Espero que os haya gustado y que al menos os haya quitado de la cabeza, aunque sea un poco, el trabajo que tenemos. A mí me ha servido, ha sido como el sol que ha iluminado mi camino (qué melodramático ha quedado, me gusta!).
Me ha encantado tu entrada y tu fotografía. Celebro que el blog sirva para transmitir tantas sensaciones.
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